LA VOLUNTAD POPULAR, PILAR DE LA REPÚBLICA, SIN ELECCIÓN LIBRE, NO HAY REPÚBLICA VERDADERA

PROVINCIAL.-   La proscripción de Cristina Fernández de Kirchner pone en riesgo la esencia del sistema representativo argentino. La dirigencia política y judicial tiene la responsabilidad de resguardar la voluntad popular.

La Justicia, las autoridades y toda la dirigencia política tenemos hoy una responsabilidad histórica: actuar con altura institucional, enviar señales claras de convivencia democrática y sostener con firmeza los valores republicanos.

Cristina Fernández de Kirchner no es solo una dirigente política de relevancia nacional. Para millones de argentinos y argentinas representa una etapa de ampliación de derechos, de inclusión social y de esperanza en un país más justo. Su figura trasciende lo partidario: es símbolo de conquistas sociales y compromiso con los sectores históricamente postergados.

Impedir su candidatura no significa solo excluir a una persona del proceso electoral. Es, en esencia, restringir el derecho de millones de ciudadanos a elegir libremente a quienes desean representarles. Es limitar la democracia desde su base más profunda: la soberanía popular.

Desde 1983, con esfuerzo colectivo, venimos construyendo un sistema representativo que se sostiene sobre la participación, la libertad de elección y la alternancia en el poder. Toda intervención que altere ese equilibrio, especialmente desde el Poder Judicial, erosiona la legitimidad del sistema democrático.   No hay democracia plena cuando se manipula o condiciona la voluntad del pueblo. Y si la democracia no es plena, no es democracia.